La cultura de Marruecos
Los ciudadanos de Marruecos, tanto árabes como bereberes, mantienen notables diferencias en cuanto a su trato y carácter con los que encontramos en Europa. Digamos que ello es debido a que no viven bajo la tensión a la que estamos acostumbrados los habitantes del viejo continente.
En definitiva, son personas de trato agradable y acogedor. Les gusta mucho el contacto con el viajero, sobre todo en los lugares donde no hay turistas. Dicho trato les enriquece y les entretiene, por ello cuidan esa relación.
Marruecos es un país de grupos multiétnicos con una rica cultura y civilización. A lo largo de su historia, ha recibido visitantes tanto del este
Nuestra natural desconfianza, propia de nuestra civilización europea, nos puede llevar a rechazar ese trato tan próximo, pero debemos acostumbrarnos a ello. Las mujeres extranjeras gozan de todo el respeto y no son molestadas para nada. Además, el hombre marroquí prefiere el trato con el hombre europeo. En ocasiones la conversación se hace tan intensa que llegan a agarrarte por el brazo o por el hombro. Para ellos es un simple gesto de aproximación, ya que en su cultura el contacto físico es frecuente. Nos puede sorprender, y mucho, el ver a dos hombres paseando agarrados de la mano, como lo hace aquí una pareja de novios. Es un acto frecuente y nuestra mentalidad nos lleva a relacionarlo con la homosexualidad. Nada más lejos de ello. En España hay veces que un hombre agarra a otro por los hombros y nadie piensa en un gesto homosexual.
Cuando estemos en conversación con una familia, la mujer casada permanecerá a las espaldas de su marido o el hombre de la familia, en ocasiones un hijo o hermano mayor. No participará en conversaciones o saludos sin la autorización del representante de la familia. Si queremos saludarla, deberemos dirigir la mirada al representate familiar y, si él nos la presenta, intervendrá ya con toda normalidad.
Finalmente, que en un momento nuestro interlocutor pueda estar vestido con ropa humilde o su aspecto no sea demasiado aseado, no quiere decir que en su interior no pueda haber una buena persona y debe merecer todo nuestro respeto. No olvidemos que los españoles descendemos del mundo árabe y nos sorprenderá que aún nos unen muchos lazos. Ellos así lo expresan con orgullo.
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